Las familias generan el futuro de los pueblos.

“Las familias generan el futuro de los pueblos” (Papa León XIV Plaza san Pedro, Jubileo de las familias, 01 de junio 2025)

Son muchas las ocasiones desde que fue elegido Papa, que el Santo Padre se refiere a la familia como un signo de esperanza en su Pontificado, para el cual ha señalado dos grandes propósitos, por un lado, la Unidad en la Iglesia y por otro trabajar por la Paz en el mundo. Y es a las familias, a nuestras familias que el Papa nos pide ser fieles al mandato de vivir el Evangelio como esa “unión universal” reflejo del amor del mismo Dios.

¿Cómo hemos de tomar las familias católicas este mensaje? Pues como un programa de vida, que las familias cumplamos la misión de generar un futuro de paz y de unidad, que refleje el amor de Dios.

Además, nos ha dado la clave para que esto sea realidad, “nadie puede hacerlo solo, vivimos”- dijo- “gracias a una relación, es decir a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo”. Nuestras familias por ende deben generar en el mundo, la conciencia de esa mutua necesidad y la conciencia de la importancia de estos vínculos que nos hacen cada vez más humanos, mejores personas y más conscientes y responsables de nuestro prójimo.

El Papa también nos da una clave sobre el modo de amar. Hemos de hacerlo generando una comunión viva que nace del amor con que Dios ama. Ya lo decía Santa Teresa de Calcuta, si una lámpara no está conectada a la electricidad no puede dar luz, del mismo modo si como personas no estamos unidas al Señor, no podemos dar verdadero amor, pues la fuente del Amor es EL.

En este contexto del Jubileo de las familias, el Papa hizo un llamado urgente a redescubrir la vocación de la familia como santuario del amor fiel y fecundo. Citó como modelo a esposos que han sido ambos canonizados, como es el caso de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús: Luis y Celia Martin, o el caso de la familia Ulma, mártires polacos. Santidad, fidelidad y fecundidad, tres elementos fundamentales que han de ser redescubiertos por cada familia y llegar a ser la Familia que el Señor quiere y espera.

Y ante un mundo que considera como un imposible, la unión en matrimonio entre varón y mujer como un vínculo para toda la vida, el Papa León ha dicho: “el matrimonio no es un ideal inalcanzable, sino el modelo concreto del amor entre el hombre y la mujer”. Y subrayó: «Ese amor, al hacerlos ‘una sola carne’, los capacita para dar vida, a imagen de Dios». La fecundidad en la familia no solo implica traer hijos al mundo, sino trasmitirles una rica vida espiritual.

A los esposos, el Papa les pidió ser ejemplo de coherencia para sus hijos; a los niños, gratitud hacia sus padres; y a los abuelos y ancianos, una vigilia amorosa llena de sabiduría. «En la familia, la fe se transmite como el pan en la mesa y los afectos del corazón».

Palabras claras, sencillas, pero al mismo tiempo profundas, que invitan en primer lugar a que los padres de familia sean verdadero reflejo del Amor de Dios para sus hijos, que el mejor modo de vivir la Fe está en el ejemplo de vida, y no se trata de grandes demostraciones sino de una vida cotidiana rica y profunda llena de Dios. Solo así seremos familias generadoras de Paz y Amor para transformar el mundo.

Olga Helfer de Tapia