@CENTRO MORO cumple en alertar al pueblo católico peruano para no dejarse sorprender por el violento ataque orquestado que viene llevándose a cabo en contra de nuestro Cardenal Juan Luis Cipriani por parte de gente que desde siempre ha odiado a nuestra Iglesia Católica.
Lo que más llama la atención es que este pequeño grupo de gente y sus poderosos medios de comunicación, que perennemente han odiado al Papado, a la recta doctrina y las enseñanzas de nuestra Iglesia; de un momento a otro, se tornan “defensores y censores” de la moralidad social y “amantes” de Francisco; cuando, desde siempre han promovido y promueven incasablemente la destrucción de la familia, la legalización del aborto, la promiscuidad sexual en todas sus formas, inclusive la pedofilia, la eutanasia y demás vicios y desórdenes morales, que han sido fuertemente criticados por nuestro Papa Francisco y por todos aquellos que lo antecedieron por más de dos mil años.
Debemos recordar que Monseñor Juan Luis NO HA SIDO SANCIONADO Y NO TIENE NINGUNA SANCIÓN CANÓNICA por la sencilla razón de que no ha sido sometido a ningún proceso civil o canónico.
Observemos que el único interés que persigue este pequeño grupo de odiadores, vinculados en nuestro país a la creación de “muñecos judiciales” y en la creación de “psicosociales” políticos, es el de destruir el derecho que tenemos todos los seres humanos a la presunción de inocencia, con la finalidad de dominar y mantener bajo su poder mediático a cualquiera que los haya enfrentado, antes y ahora, lo que comprende, claro está, el clero católico.
Comunicamos además que lamentamos profundamente, el silencio cómplice de las autoridades eclesiales peruanas quienes asisten mudos al linchamiento mediático de quien es su hermano, y en muchos casos fue su Obispo y Pastor, pues saben muy bien que no solo se trata, de defender al inocente; sino también de lo que él representa, a pesar de cualquier circunstancia que no sea posible conocer.
Finalmente, no olvidemos en diferenciar, quienes fueron los que se preocuparon en enseñarnos los pilares de nuestra verdadera fe encaminada a la devoción a Dios, a su Santa Madre María Santísima, a la vida de piedad y sufrimiento cristiano como fundamento pétreo de nuestra esencia católica, que se materializa finalmente en el bien común para toda la sociedad, a diferencia de aquellos que ahora buscan promover que nuestra Iglesia se convierta en una triste ONG falsamente “democrática”, que defiende valores etéreos y abstractos que no obliga nada a nadie.
Lima, 01 de Mayo, Dia de San José
El Consejo Directivo

